La telefonía IP o voz sobre IP (VoIP), trata la voz como si fuera un dato más, aunque la red convergente IP la trata de forma distinta para cumplir sus exigentes requisitos en cuanto a alta disponibilidad, baja pérdida de paquetes, bajo retardo y bajo jitter.
Las principales ventajas de esta tecnología, ya ampliamente extendida entre las empresas, los podemos resumir en:
- Precios más baratos. Las operadoras emplean redes IP ya constituidas y en muchos casos internacionales, con un coste inferior a las de conmutación de circuitos que transportaban la voz tradicional. Las llamadas, por lo tanto, pueden ser ofrecidas con un coste fijo, independientemente del destino e incluso entre oficinas ubicadas en distintos países. El caso más drástico sería Skype, con un coste de llamadas y videollamadas nulo de PC a PC, porque utiliza la propia red Internet. Sin embargo, en este caso, la voz no es priorizada sobre el resto de datos y la calidad de la llamada es inferior, además de menos segura. El ahorro de costes se produce también porque con la VoIP las empresas sólo necesitan un cableado, es decir, hay una sóla red con un sólo punto de administración, lo que reduce la inversión inicial y los gastos de mantenimiento.
- Portabilidad de las extensiones telefónicas. Esto aporta una gran flexibilidad para el usuario o trabajador y un gran ahorro para las empresas. Los traslados de puesto de trabajo son habituales en las grandes empresas y suponen unos costes muy altos para éstas. Los teléfonos IP facilitan la movilidad y en cualquier teléfono se puede fácilmente programar el número del usuario, con lo cual se facilitan los traslados y el teletrabajo.
- Más funciones. Con la VoIP se pueden utilizar las funciones tradicionales de la voz analógica, como: buzón de voz, desvío programado de llamada, ocultación del número, bloqueo de llamadas salientes y entrantes, multiconferencia, etc. Pero también posibilita otras funciones más avanzadas, como la videollamada.
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