Las patentes a corto plazo, confieren un monopolio a sus titulares, reduciendo la competencia y aumentando los precios en los que se vende el producto patentado. Sin embargo, esta medida es completamente necesaria para incentivar la I+D, ya que permite recuperar la inversión realizada y reduce el riesgo y la competencia de imitadores. A su vez, esto conduce a mejores tecnologías y productos.
No obstante, los países en desarrollo no se benefician tanto de las patentes. En primer lugar, las empresas asentadas no realizan labores de I+D allí, porque los recursos económicos son escasos y su nivel educacional es bajo, luego ese I+D no fomenta el empleo de alta cualificación y el conocimiento adquirido durante el proceso inventivo no repercute indirectamente en toda la sociedad. Sin embargo, los consumidores sí deben soportar precios más altos por los productos patentados. En muchos casos, los mercados son además pequeños en relación con la demanda mundial. Por ello, parece lícito que los países en desarrollo reclamen que el nivel de protección de las patentes debe aumentar gradualmente a tono con el nivel de desarrollo, y no de manera obligatoria y prematura tal y como ha establecido en el ADPIC (Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio) de la OMCI (Organización Mundial de Comercio).
Sin embargo, ¿qué ocurre en países como China o la India, auténticas potencias económicas mundiales pero que, a la vez, tienen amplias regiones con un bajísimo nivel de desarrollo?... Sus grandes recursos y economías de escala les permitirían realizar I+D bajo un sistema de patentes propio, que potenciase aquellas tecnologías que son necesarias para el completo desarrollo del país (como por ejemplo, las medicinas), pero sin perjudicar por ello a empresas extranjeras, donde conseguir los recursos económicos y los volúmenes de escala es mucho más complicado.
En definitiva, en mi opinión el sistema de patentes protege la labor inventiva pero presenta claras limitaciones y su utilidad depende mucho del país en cuestión. El proceso de búsqueda de este sistema ideal seguramente será largo a medida que las evoluciones tecnológicas, junto con los cambios en los valores y en las políticas, revelen las deficiencias existentes.
No obstante, los países en desarrollo no se benefician tanto de las patentes. En primer lugar, las empresas asentadas no realizan labores de I+D allí, porque los recursos económicos son escasos y su nivel educacional es bajo, luego ese I+D no fomenta el empleo de alta cualificación y el conocimiento adquirido durante el proceso inventivo no repercute indirectamente en toda la sociedad. Sin embargo, los consumidores sí deben soportar precios más altos por los productos patentados. En muchos casos, los mercados son además pequeños en relación con la demanda mundial. Por ello, parece lícito que los países en desarrollo reclamen que el nivel de protección de las patentes debe aumentar gradualmente a tono con el nivel de desarrollo, y no de manera obligatoria y prematura tal y como ha establecido en el ADPIC (Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio) de la OMCI (Organización Mundial de Comercio).
Sin embargo, ¿qué ocurre en países como China o la India, auténticas potencias económicas mundiales pero que, a la vez, tienen amplias regiones con un bajísimo nivel de desarrollo?... Sus grandes recursos y economías de escala les permitirían realizar I+D bajo un sistema de patentes propio, que potenciase aquellas tecnologías que son necesarias para el completo desarrollo del país (como por ejemplo, las medicinas), pero sin perjudicar por ello a empresas extranjeras, donde conseguir los recursos económicos y los volúmenes de escala es mucho más complicado.
En definitiva, en mi opinión el sistema de patentes protege la labor inventiva pero presenta claras limitaciones y su utilidad depende mucho del país en cuestión. El proceso de búsqueda de este sistema ideal seguramente será largo a medida que las evoluciones tecnológicas, junto con los cambios en los valores y en las políticas, revelen las deficiencias existentes.
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